2 de
febrero de 1878: nace la Colonia Resistencia
Cuando
salieron de Friuli no sabían qué paisaje les esperaba en estas tierras. ¿Qué
colores habrán imaginado para los amaneceres del Chacú? ¿Era esta la Tierra
prometida, tantas veces ofrecida por las agencias de navegación europeas? ¿Alguien
les había informado que estas tierras poseían dueños (los pueblos originarios),
desde hacía miles de años? ¿Alguien les relató historias de los Qom, Los Moquoit,
los Abipones? Habrían escuchado algún relato sobre la existencia de serpientes,
yaguaretés, mosquitos, gegenes y carachay, y de los tremendos calores de la
región chaqueña?
No
obstante esta trascendente ignorancia, cualquier escenario por más misérrimo
que fuera, sería mejor que aquel terruño que estaban habitando y que tanto les
costaba dejar, tal vez para nunca más volverlo a ver.
Aquellos
países europeos, en plena crisis del capitalismo, en su etapa superior (el
imperialismo), habían llegado al exceso de producción de mercancías, lo que
había generado una caída abrupta de los precios agrícolas, y el desempleo
recorría las calles de Europa buscando
víctimas inocentes. El éxodo rural hacia las grandes ciudades, fue la secuela
trágica de esa deformación en las leyes del mercado.
Los
pensadores liberales europeos creían que la emigración sería una ventaja para
el comercio de la nación de origen. Crear colonias era funcional a esa etapa de
expansión del capitalismo, ya que era un camino para incrementar riquezas y de
penetración cultural.
Algunas
naciones veían con pesimismo el éxodo de jóvenes, ya que en ellos residía la “energía
de la nación”, más otros sostenían que expulsando a miles de aquellos seres
desarraigados, era una posibilidad de frenar la presión social que había
estallado en forma de rebeliones populares, algunas muy sangrientas y donde
estuvo en el debate la cuestión del poder. (Devoto,
E. 2003)
Entre
los factores que operaron en los países de atracción, aparecen la rebaja en los
pasajes marítimos y los créditos, con el fin de que puedan ser adquiridos. Las
diferencias de salario (en Argentina eran el doble); las promesas de fácil
acceso a la tierra, fueron motivos
suficientes para tentar a más de uno, a cargar sus baúles de esperanzas y
partir allende los mares.
Es
la expansión capitalista de los países centrales, la que genera una fuerte
demanda de mano de obra, no calificada, en los países periféricos, entre ellos
la Argentina, a quién se “induce” a seguir un camino de desarrollo, como país
agro-exportador y dependiente.
Entonces,
por la manera que los que pergeñaron este modelo de país, era necesario algunas
condiciones previas, como ser la eliminación de los pueblos originarios, la
“distribución” de la tierra, el desarrollo del ferrocarril; la fundación de colonias
y el poblamiento con contingentes humanos proveniente de países vecinos o del
viejo continente. (Barreto, E. 2011)
Las
condiciones de vida al arribo de los inmigrantes, entre ellos los que llegaron
a la Colonia Resistencia cuando promediaba el verano de 1878,no fueron un lecho
de rosas; pero entre ellos fueron tejiendo redes de solidaridad que permitieron
paliar los sufrimientos y carencias que les presentaba el escenario chaqueño.
De esa manera, ni bien llegados, comenzaron a surgir las Sociedades de Socorros
Mutuos, las Cooperativas y posteriormente los sindicatos, los que contribuyeron
a mantener viva la llama de un futuro mejor que el del país de donde habían
partido.
Sala de Inmigrantes eurpeos en el Museo |