EL EJEMPLO DEL GENERAL SAN MARTÍN
El Área de Investigaciones Históricas del Museo del Hombre Chaqueño “Profesor Ertivio Acosta”, recuerda al General José de San Martín, al cumplirse este 17 de agosto 162 años de su fallecimiento.
José de San Martín fue un hombre de armas, formado en las Academias Militares de la Corona Española, a principios del siglo XIX, llegó a luchar contras las tropas de Napoleón Bonaparte, en esos momentos abanderado de la Revolución Francesa de 1789, pero supo comprender los procesos políticos que recorrían Europa, y sumarse al movimiento de las Nuevas Ideas, imbuidas del liberalismo de Rosseau, Voltaire y Montesquieu.
Convencido de que la emancipación americana era posible, y apoyado por las Logias secretas que en esos momentos operaban en Europa, elaboró en Inglaterra, junto a otros patriotas americanos como Francisco Miranda, una estratégica que le posibilitara liberarse del enemigo español.
Los movimientos insurreccionales de Tupa Amaru; el de los Comuneros de Asunción, y el Movimiento Independentista de Chuquisaca y la Paz (1809), crearon las condiciones para un proceso de liberación de las naciones americanas.
Utilizando los aprendizajes militares del propio Napoleón, salió a enfrentar a los enemigos fuera de la frontera nacional, ganándoles el terreno de abastecimiento y desplazamiento militar, a pesar de las intentonas del centralismo porteño (vinculado a las empresas comerciales beneficiadas con el libre comercio) por frenar sus acciones liberadoras, mermando sus fuerzas en hombres, equipamientos y demás pertrechos militares.
Pero en estas adversidades, el General San Martín, desplegó sus ideales de sacrificio, humildad, solidaridad y justicia, para agregar estos valores a la gran visión de estratega militar, y superar de esta manera al colonialismo exterior como interior.
Su particular manera de ver a los pueblos del interior, indígenas, mestizos, mulatos, esclavos y la negación a derramar sangre de sus hermanos caudillos federales (que defendían los intereses de la Argentina Interior), le valieron el desprecio de la aristocracia porteña, quien impedirá que esta verdadera hazaña continental culminara con el éxito esperado, y que tampoco el Libertador pudiera regresar a la Patria a la que había contribuido a liberar.
Su ejemplo, sigue manteniendo vigencia en nuestros días, y la actual etapa de unidad de los Estados Latinoamericanos, deberá incluir en su agenda política, el pensamiento sanmartiniano en su dimensión humana, poniendo en valor aquellos pensamientos de liberación, de todo imperio que quiera doblegar el pensamiento de independencia nacional y justicia social.
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