viernes, 11 de marzo de 2016

EL TRIUNFO ELECTORAL DEL PERONISMO

El Área de Investigaciones Históricas del Museo del Hombre Chaqueño recurre a la memoria colectiva de los argentinos para evocar este 11 de marzo el triunfo de la fórmula peronista que encabezaba Héctor J. Cámpora, acompañado por Vicente Solano Lima.
Tras 18 años de proscripción, el peronismo volvía a inscribir su nombre en los anales de la historia nacional, permitiendo de esta manera expresar el sentimiento de millones de argentinos, que no habían perdido las esperanzas de ver nuevamente a su líder en los balcones de la casa Rosada.
Centenares de muertos, desaparecidos, militantes detenidos y perseguidos y una proscripción política feroz había sido el precio que habían pagado los combatientes de la resistencia peronista para volver al poder político.
El general Alejandro Agustín Lanusse, al frente del ejecutivo de la dictadura cívico militar que había desplazado en 1966 al presidente Illia, urdió la última maniobra para impedir el retorno del general Perón a las lides políticas de nuestro país: el fundamento para prohibir su retorno a la contienda electoral fue el no poseer domicilio en nuestro país.
En el marco del Gran Acuerdo Nacional (GAN) se llevaron a cabo las elecciones,  donde triunfó la fórmula alternativa al recoger más de seis millones de votos (49%); y triunfar sobre los radicales que encabezaba el Ricardo Balbín (26 %).
La estrategia del líder justicialista fue delegar en manos de Héctor J. Cámpora, la posibilidad de que una vez en el gobierno, prepare el terreno para su retorno definitivo y entonces participar de un acto electoral transparente.
“Campora al gobierno, Perón al poder” fue la consigna impulsada por el peronismo, y tuvo como protagonista principal a un sector político que cumplía un rol fundamental en la lucha por la vuelta del  General: la Juventud  Peronista (JP), que celebró con la máxima algarabía la asunción de la fórmula triunfante el 25 de mayo de ese año.
Cincuenta y nueve días después Cámpora presentó su renuncia y dejó allanado el camino para que el hombre que gobernó la argentina entre 1946 y 1955, se consagre como presidente de la nación, hasta el día de su muerte, en el mes de julio del año siguiente.

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