Al cumplirse 90 años de una
de las mayores masacres a los pueblos originarios en la República Argentina, el
Área de Investigaciones Históricas del Museo del Hombre Chaqueño, recurre a la
memoria colectiva para conmemorar esta horrible matanza a un pueblo indefenso
que luchaba por mejores condiciones de vida. Las reducciones indígenas habían
sido creadas a principios del siglo pasado con el propósito de mantener juntos
y disciplinados a los indígenas del Territorio del Chaco, a los que, luego de
arrebatarles la tierra por medio del genocidio del general Victorica (1884), se
los utilizó como mano de obra barata en los obrajes, en las fábricas de tanino
y en la cosecha algodonera.
sábado, 19 de julio de 2014
martes, 8 de julio de 2014
LOS AÑOS DE LA REVOLUCIÓN POR LA INDEPENDENCIA
El Área de
Investigaciones Históricas del Museo del Hombre Chaqueño rinde emocionado
homenaje a aquellos hombres y mujeres que en julio de 1816 avanzaron por el
camino de la independencia definitiva, al declararla en el Congreso de Tucumán,
el 9 de julio de ese mismo año.
Si
bien formalmente ese acto de soberanía se cumplió en la capital tucumana, en
otras latitudes del territorio de las Provincias Unidas del Río de la Plata,
sobre el mismo terreno, se estaba jugando el destino de la patria.
Después de la derrota
en la Batalla de Sipe-Sipe, donde cayeron 2.000 patriotas, el panorama para
nuestros hombres revolucionarios resultó complicado, sobre todo teniendo en
cuenta la situación política de Europa, donde Napoleón Bonaparte había sido
definitivamente derrotado, y el Rey de España, Fernando VII repuesto en el
trono preparaba una gran expedición armada contra el Río de la Plata.
La situación no fue
más grave gracias a la imponderable acción de Martín Miguel de Güemes, el cual
defendió durante seis años nuestras fronteras del norte, lo que permitió a San
Martín preparar el Ejército de los Andes.
A este oscuro
panorama debió sumarse, la invasión de la Banda Oriental por parte de los
portugueses, la caída de Chile en manos de las tropas del Virrey del Perú, y
Méjico obedecía nuevamente al mando español.
Sin embargo la acción
persuasiva del General San Martín, Belgrano y Artigas, (quién había dado a los
pueblos originarios del Uruguay la
libertad y la soberanía prometidas en la revolución de mayo de 1810),
fogonearon la idea de declarar la independencia como una forma de legitimar lo
que se estaba peleando en todo el territorio.
A partir de aquel
hecho declarativo ocurrido en Tucumán, las guerras tomaron carácter internacional y el grito de independencia era ya no sólo contra España sino contra cualquier otra potencia del mundo
que pretendiera dominar estas tierras.
Ya no habrá más
subordinación a “Su Majestad Fernando VII”, la Máscara de Fernando cayó
definitivamente y luego de aquel agitado mes de julio de 1816 seguió la etapa
superior de la lucha política: la guerra revolucionaria que se prolongará por
varios años. La gesta de julio era un canto a la libertad, que había que
garantizar por el camino de las armas.
viernes, 4 de julio de 2014
7 DE JULIO: DIA PROVINCIAL DE LOS MUSEOS
El Área de Investigaciones Históricas del Museo del Hombre Chaqueño se suma a la celebración que se lleva a cabo todos los años en homenaje a ERTIVIO ACOSTA, pionero en nuestra provincia del trabajo museológico. Nuestra provincia instituyó, cada 7 de julio, como el Día Provincial de los Museos, al conmemorarse un año más de su fallecimiento, ocurrido en el año 2000.
Nacido en San Luis del Palmar (Corrientes) en 1940, residió en nuestra provincia desde 1942. Estudió en las Universidades del Nordeste y en el Instituto de Museología de La Plata, donde obtuvo los títulos de Profesor de Moral y Civismo y Técnico Nacional de Museos.
Apasionado investigador y difusor del folclore regional, junto al Profesor Juan Pedemonte, José Miranda Borelli, Eduardo Gómez Lestani y Menoldo Díaz, volcó todos sus conocimientos a centenares de artículos periodísticos y revistas especializadas.
Mientras se ganaba la vida como pintor letrista, aprendió y luego enseño a bailar el chamamé, música sobre la que incursionó incansablemente, realizando importantes aportes a su conocimiento y difusión.
Su pasión por la cultura de la región, su profunda curiosidad por la mitología popular, y la necesidad de custodiar el patrimonio de nuestro pasado histórico, lo llevaron junto a un reducido número de hombres inquietos como él, a fundar entre otros el Museo de la Isla del Cerrito, el sitio Histórico Ceferino Geraldi y a bregar por su mayor sueño, la creación del museo que hoy lleva su nombre, y donde estamos comprometidos con la continuidad de su inconclusa obra.
La siesta del Pombero será por mucho tiempo, una de sus columnas periodísticas y audición radial, más prestigiosas y recordadas. Allí se abordaban todos aquellos aspectos vinculados con el folclore y la cultura popular.
“La interpretación de datos y conceptos, extraídos de la bibliografía específica, más el aporte de textos sobre historia chaqueña referidos a su sociología, economía y cultura, nos lleva a afirmar – sostiene Ertivio – que el Chaco, posee un rico caudal de vivencias folklóricas, que plasmados en un mapa territorial, muestra dos grandes áreas: una de influencia guaranítica y otra quichuística. Siendo la primera la más preponderante por poseer un espacio geográfico de mayor y más antiguo asentamiento poblacional, mientras que la cultura quichua muestra algunas matices diferenciales, producto del origen de esa comunidades”.
Este desafío por establecer el perfil del folklore chaqueño, lo llevó no sólo a su descripción, sino a una interpretación de su influencia en el imaginario colectivo de los que habitan el nordeste argentino, espacio hasta donde se están expandiendo los aportes folclóricos de Ertivio.
Nacido en San Luis del Palmar (Corrientes) en 1940, residió en nuestra provincia desde 1942. Estudió en las Universidades del Nordeste y en el Instituto de Museología de La Plata, donde obtuvo los títulos de Profesor de Moral y Civismo y Técnico Nacional de Museos.
Apasionado investigador y difusor del folclore regional, junto al Profesor Juan Pedemonte, José Miranda Borelli, Eduardo Gómez Lestani y Menoldo Díaz, volcó todos sus conocimientos a centenares de artículos periodísticos y revistas especializadas.
Mientras se ganaba la vida como pintor letrista, aprendió y luego enseño a bailar el chamamé, música sobre la que incursionó incansablemente, realizando importantes aportes a su conocimiento y difusión.
Su pasión por la cultura de la región, su profunda curiosidad por la mitología popular, y la necesidad de custodiar el patrimonio de nuestro pasado histórico, lo llevaron junto a un reducido número de hombres inquietos como él, a fundar entre otros el Museo de la Isla del Cerrito, el sitio Histórico Ceferino Geraldi y a bregar por su mayor sueño, la creación del museo que hoy lleva su nombre, y donde estamos comprometidos con la continuidad de su inconclusa obra.
La siesta del Pombero será por mucho tiempo, una de sus columnas periodísticas y audición radial, más prestigiosas y recordadas. Allí se abordaban todos aquellos aspectos vinculados con el folclore y la cultura popular.
“La interpretación de datos y conceptos, extraídos de la bibliografía específica, más el aporte de textos sobre historia chaqueña referidos a su sociología, economía y cultura, nos lleva a afirmar – sostiene Ertivio – que el Chaco, posee un rico caudal de vivencias folklóricas, que plasmados en un mapa territorial, muestra dos grandes áreas: una de influencia guaranítica y otra quichuística. Siendo la primera la más preponderante por poseer un espacio geográfico de mayor y más antiguo asentamiento poblacional, mientras que la cultura quichua muestra algunas matices diferenciales, producto del origen de esa comunidades”.
Este desafío por establecer el perfil del folklore chaqueño, lo llevó no sólo a su descripción, sino a una interpretación de su influencia en el imaginario colectivo de los que habitan el nordeste argentino, espacio hasta donde se están expandiendo los aportes folclóricos de Ertivio.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)