En esta primera semana de octubre, el Área de Investigaciones Históricas del Museo del Hombre Chaqueño, recurre a la memoria histórica, para rescatar un acontecimiento que la historia oficial trató de ocultar durante décadas.
Desde comienzos del siglo XX, los grandes latifundistas y frigoríficos ingleses, habían transformado a la hoy Provincia de Santa Cruz, en el principal centro productor de lana.
La etapa de acumulación capitalista se desarrollaba en función de la apropiación de las tierras que antes pertenecían a los pueblos originarios de la Patagonia, y a la que accedieron luego del genocidio de Julio A. Roca en 1879; y de la explotación de peones y obreros, a los que sometían a una vida infrahumana.
Trabajando de doce a dieciséis horas por día; hacinados en galpones donde dormían cientos de ellos; prácticamente sin iluminación, y recibiendo el pago de sus jornales en vales y bonos, la Federación Obrera, de filiación anarcosindicalista, con asiento en Rio Gallegos, presentó un pliego de condiciones a la patronal, íntimamente vinculada a la Sociedad Rural Argentina.
En 1921, estalló la primera huelga en la que los obreros solicitaban la anulación de las insalubres condiciones de vida antes mencionadas, más un paquete de velas por obrero.
El presidente de la nación, Hipólito Irigoyen, envió al Regimiento 10 de Caballería, comandado por el Tte. Héctor B. Varela, quien en esta oportunidad consensuó con las partes enfrentadas, evitando los choques armados. Los estancieros no cumplieron lo pactado, y en la primera semana de octubre los peones comenzaron los asaltos a las estancias y comisarías, procurando alimentos y armas.
Varela regresó a la Patagonia en enero de 1922, pero esta vez se dedicó a reprimir: detenciones, quema de los edificios de los sindicatos, torturas y el fusilamiento de 1500 obreros y peones fue el saldo de ésta, que se transformó en la mayor masacre de la clase trabajadora argentina.
Hoy, en la Estancia La Anita, a 60 kilómetros de El Calafate, una cruz solitaria, en medio del desierto reza: “Memoria, Verdad y Justicia. En honor a los mártires de la Patagonia Rebelde”. Noventa años después de aquellos trágicos sucesos, rendimos homenaje a quienes se rebelaron buscando un camino de justicia y libertad.
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