HACIA LA DEFINITIVA INDEPENDENCIA
Antes de los grandes estallidos populares, revolucionarios, independientistas, locales o nacionales, es necesaria la existencia de condiciones objetivas y subjetivas para que ello ocurra.
El monopolio comercial español sobre las colonias americanas, se había extendido por más de trecientos años, manifestándose en una política extractiva de las riquezas naturales americanas, la mayoría de las veces asociadas a empresas capitalistas europeas.
Esta estrategia de sometimiento económico y dominio militar, caracterizada como “ de tierra arrasada “, terminó con los grandes yacimientos de oro y plata de Potosí ( por citar un ejemplo ), y con la vida de millones de indígenas que poblaban este continente.
Cuando fue cambiando el escenario político y social europeo, y las ideas liberales que encarnaron en proyectos antimonárquicos en Inglaterra y Francia, durante los siglos XVII y XVIII, fueron creando condiciones en el plano de la toma de conciencia de que “ se podía “ y además “se debía” organizarse para la lucha contra la dominación extranjera.
Pero además el monopolio comercial había favorecido el desarrollo gigantesco del contrabando, impulsado por los ingleses, y alentado por ciertos sectores de la burguesía comercial porteña. La libre navegación de los ríos, era la bandera levantada por el Imperio Británico, que estaba dispuesto a brindar “generosamente” el apoyo a la implementación “ del libre comercio” en las tierras de América, y a la caducidad del régimen monárquico español.
“ CUANDO LAS BREVAS MADUREN…..”
La Revolución Francesa de 1789, con sus ideas de “libertad, igualdad y fraternidad”, dejó en manos de Napoleón Bonaparte, la tarea de expandir por el continente europeo estos ideales. Para ello el gran estratega militar salió a enfrentar a las tropas de los monarcas de Europa en sus propios territorios. Así cayó el Rey Fernando VII. José Bonaparte ( hermano de Napoleón ) ocupó el trono de España. Desaparecida la autoridad real, el poder del Virrey en el Rio de la Plata, había cesado. Baltazar H. de Cisneros, a la sazón Virrey en estas tierras, tenía las horas contadas el 19 de mayo de 1810.
Patriotas de la talla de Miranda y Bolívar en el norte, Tupac Catari en el Alto Perú, los revolucionarios de Chuquisaca y La Paz , habían puesto en jaque a las autoridades españolas en tierras latinoamericanas. Estaba madurando el ímpetu revolucionario de quienes querían romper los lazos de dependencia de España, “ y de cualquier otra potencia extranjera”. El lema “ cuando las brevas estén recién las comeremos…” que planteaban los sectores conservadores de América, se estaba derrumbando. Estaban dadas las condiciones para que la soberanía política pasara a residir en el propio pueblo.
Hombres ilustrados, que habían mamado las teorías liberales en Universidades europeas americanas, apresuraron la convocatoria a un Cabildo Abierto para decidir los pasos a seguir ante el calentamiento de la situación política. El 22 de mayo de 1810, el debate ideológico-político, dio lugar al inicio de un proceso que alcanzó su cenit en la jornada del 25 de mayo de ese año.
Se ponía en marcha un proceso, con hombres como Moreno, Belgrano, Castelli, French, Berutti, Artigas Güemes, San Martín, y otros intelectuales y de “armas llevar”, que tenía como objetivo de máxima la autodeterminación de los pueblo en lo económico , político y cultural; la justicia social y la construcción de la Patria Grande, latinoamericana. Hoy renovamos aquellos sueños y anhelos. Las utopías están vivas. La lucha de aquellos patriotas no fue en vano. Las asignaturas pendientes nos comprometen a seguir bregando por la inconclusa y definitiva independencia, contra el colonialismo extranjero e interior.
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